Martin S. Kottmeyer es
acaso el ensayista más prolífico de la nueva ufología
norteamericana. En sus trabajos, demuestra que -prestando atención
al desarrollo de tales relatos y las expectativas culturales
correspondientes- podemos aprender muchas cosas sobre las creencias
humanas y la transmigración de ideas de la ciencia ficción a
historias reales que con el tiempo se han integrado a la
cultura popular.
Para algunos, Kottmeyer mismo -tras haber cultivado
por años el perfil bajo- se ha tornado un personaje tan
misterioso como su objeto de estudio. Aunque es muy poco lo que
se ha publicado de él en castellano, de Martin se conocen sus
ensayos pero nada de la extraordinaria personalidad de quien los
escribe.
Entre Junio y Julio de 2001, los autores
mantuvimos con él un nutritivo coloquio electrónico. Su publicación
se postergó hasta disponer del medio óptimo donde presentarlo. Pese
a su extensión (el ‘peor defecto’ de un texto web, según los
entendidos), Dios! acabó
siendo el mejor destino en virtud de que los visitantes de este
sitio saben que no siempre lo breve es dos veces bueno. Por
otra parte, el hipertexto, esa fantástica invención moderna, nos
permitirá encadenar, en futuras actualizaciones, los principales
artículos (la mayoría de ellos inéditos en castellano) citados a lo
largo de la charla. Confiamos en que -cuando aquellas notas
comiencen a ver la luz- no sólo quedarán despejados muchos
interrogantes que suscitará este diálogo (en el cual unas cuantas
cuestiones cruciales se sobrevuelan a vuelo de pájaro) sino que se
demostrará que no sólo es posible sino un juego intelectual
dedicidamente apasionante el intento de extraer conocimientos
nuevos de fenómenos aparentemente superfluos como el
platillismo. Y que, aparte de su excéntrica racionalidad, se nos
antoja fascinante por su capacidad del cambio constante. Porque el
fenómeno OVNI –nos dirá aquí Kottmeyer- "posee el hábito de la
creatividad y siempre acaba trayendo nuevas sorpresas".
ADDENDA: En el momento de
publicar esta entrevista, Luis R. González completó la traducción de
la totalidad de la obra de Kottmeyer. Mientras el colosal esfuerzo
de L.R.G. busca algún audaz voluntario interesado en editarla, esta
charla es un zoom al pensamiento que defiende el humilde granjero
que se atrevió a rebatir los argumentos de los personajes más
populares del platillismo norteamericano y emerger victorioso.
UNA EXPLORACIÓN BIOGRÁFICA Luis R. González: Tu "salida a la
palestra ufológica" tuvo lugar después de resolver el crucigrama de
Navidad que en 1982 propuso la revista inglesa Magonia (¿pensabas que nadie se iba a dar
cuenta, verdad?). Cuando la misma revista pidió algunos comentarios
sobre la HET en 1984, les enviaste una breve carta, pero tu primer
artículo ufológico de consideración no llegaría hasta septiembre de
1987 con "¡Rómpete una pierna!". ¿Puedes contarnos más sobre tus
inicios en ufología? ¿Cómo te interesaste por este
asunto?
M.K.: Así que no has olvidado el
crucigrama de Magonia. Vaya. ¡Hace casi veinte años! Ya va
siendo hora de que lo superes... Centrándome en la pregunta, yo
empecé a leer libros sobre platillos ya desde la escuela primaria.
El libro de Donald Menzel y Boyd estaba
en la biblioteca de mi escuela y además podía conseguir las
ediciones en rústica de los Lorenzen, Edwards, Steiger, Fuller et
al en las librerías de segunda mano por menos de un dólar el
ejemplar. Eran entretenimientos baratos, algo que hacer mientras
esperaba por el siguiente episodio de "Perdidos en el espacio"
("Lost in Space"), "Rumbo a lo desconocido" ("Outer Limits"), "Star
Trek", "El prisionero" ("The Prisoner"), etc. Mi ejemplar en rústica
(editado por Bantam) del informe de [Edward W.] Condon se encuentra en un penoso
estado de tanto pasearlo por ahí para leerlo durante las horas de
estudio. Recuerdo que siempre tuve mis dudas sobre la HET,
principalmente con el problema de "¿Por qué no establecen
contacto?". Existe un cierto paralelismo con mi incredulidad
hacia la religión conforme crecía y aprendía más cosas sobre las
diferencias irreconciliables entre las distintas religiones del
mundo. Mi aprendizaje en ese tema, parafraseando un viejo lema del
teatro Firesign, "Todo lo que sabes puede estar equivocado", hace
que mi incredulidad hacia cosas como los platillos volantes parezca
fácil, comparativamente. Un divertido momento que todavía permanece
en mi memoria es el de tener a un compañero de universidad que no
entendía cómo podía considerar cómico el libro de Erich von Däniken. ¡Si era un éxito de ventas!
¿Cómo podía tener tantos errores como los que yo aseguraba?
Durante la década de los setenta empecé
a coleccionar libros sobre OVNIs y de ciencia ficción, básicamente
como consumidor. En determinado momento establecí cierta
correspondencia con Robert Sheaffer
intercambiando hallazgos de "alta extrañeza" por mero
divertimento. Él sugirió que quizá me gustase el boletín ufológico
que editaba Jim Moseley y escribí varias
notas ahí, más o menos para cubrir el coste de la subscripción. Debe
haber sido a principios de los ochenta cuando descubrí que tenía un
libro dentro de mí pugnando por salir. Había estado dándole vueltas
a la idea de que el fenómeno OVNI podía ser "explicado" de multitud
de formas y, como por aquel entonces me atraía la forma de pensar de
Charles Fort, intenté una fusión erudita
entre el fenómeno OVNI y las efectos de la Ley de Murphy (NdT: "Si
algo puede salir mal, saldrá") y sus corolarios. Pude mantener un
ritmo estable de un capítulo cada dos meses hasta que acabé con un
buen tomo... un libro que pronto empezó a acumular polvo. Eso no me
preocupaba porque era consciente de ser un principiante y fue una
experiencia muy instructiva. El mero hecho de escribir te lleva a
leer los libros con un punto de vista diferente y te hace conocer
mejor qué son hechos y qué no lo son, cuáles son las mejores
argumentaciones y una cierta percepción de pautas que nunca percibes
cuando eres simplemente parte de la audiencia. Ello me llevó a darme
cuenta de detalles como los aspectos dramatúrgicos de las
experiencias OVNI, lo difundidas que estaban esas fantasías
sobre máquinas manipuladoras y demás material por el estilo,
subrayando la necesidad de que estudiase la paranoia si quería
entender lo que estaba en marcha. Tomando prestada una metáfora
evolutiva, "¡Rómpete una pierna!" puede parecer como la aparición
súbita de una nueva especie, pero sólo porque las formas de
transición no quedaron recogidas en el registro fósil.
L.R.G:
Curiosamente, existe un sorprendente trabajo sin la menor relación
con los OVNIs y fechado en 1987: "The Case of the Five Hundred Pound
Canary" ("El caso del canario de 500
libras de peso", en Dickson, Paul "Jokes" Delacorte, 1984 pp.
209-13.) ¿Existe alguna relación entre ambos asuntos? ¿Escribes
también sobre temas no relacionados con los OVNIs, o con lo
paranormal?
M.K.: La única relación que se me ocurre
sería su "alta extrañeza". Escribí esos chistes durante las horas
muertas en el instituto, como una variante de los chistes sobre
elefantes. Mis artículos sobre la teoría de la tierra redonda no
tratan de OVNIs ni temas paranormales. En la actualidad, todo lo que
escribo está relacionado con los OVNIs. Tengo conocimientos sobre
muchos otros temas, pero la especialización tiene sus ventajas.
Alejandro Agostinelli: Hace muchos años, por carta, me confesaste que
varias veces estuviste a punto de hacer un "funeral vikingo" con tu
biblioteca ufológica. ¿Qué te lo impidió? ¿Qué mantiene el fósforo
alejado de tus archivos?
M.K. No recuerdo que fuesen varias las
ocasiones. Posiblemente, yo debería preocuparme más que tú por no
haberme atrevido a terminar con el asunto. Seguro que si hubiera
acabado entonces ahora dispondría de más fondos. Ha pasado más de
una década y no creo que cualquier cosa que pudiera decir ahora
respondiese a toda la verdad. Dejémoslo como un misterio.
A.A.: ¿Qué explica el misterioso caso de un
tipo tan culto e inteligente que invierte gran parte de su tiempo
examinando recortes amarillos de platillos voladores?
M.K.: Espero que estés hablando
retóricamente. Las personas eruditas e inteligentes no deberían
perder el tiempo examinando recortes amarillos de platillos
voladores. Culpable. Lo confieso. Es algo pecaminoso y un
verdadero desperdicio. Nadie debería. Yo no debería. Pero,
¿seguro que tú sientes lo mismo, ¿no?
L.R.G.: En
nuestros primeros intercambios describiste a tus artículos de
entonces como parte de ese voluminoso manuscrito titulado
"The Schlimazl Factor: Or What Good
is an Alien You Can’t Party With?" ("El factor Schlimazl: o, ‘¿De
qué sirve un alienígena con el que no puedes celebrar una
fiesta?’), precisamente aquel donde invocabas la Ley de Murphy
para entender el fenómeno OVNI. ¿Has renunciado a
publicarlo?
M.K.: Sí. He renunciado a publicar "The
Schlimazl Factor". Sigo estando orgulloso de casi todo lo escrito,
pero no existe un mercado en la actualidad para ese tipo de libro,
que corresponde a una época que ha quedado definitivamente en el
pasado. Los primeros años ochenta fueron mucho más alegres, la
ufología se encontraba en un periodo editorial de calma chicha e
incluso parecía próxima a extinguirse. Los libros de John Keel habían puesto de moda por un
tiempo el escepticismo hacia la HET, abriendo los ojos de la gente
hacia la probabilidad de que fuese necesario algo diferente. Los
detalles absurdos de las abducciones se recibían con divertimento y
las falsedades ya consolidadas como los libros sobre astronautas en
la Antigüedad, el triángulo de las Bermudas, etc. se daban por
descontadas. El mito OVNI se volvió mucho más tenebroso cuando
Budd Hopkins y las intrigas de la base
Dulce se apoderaron de la escena, y un libro tan desenfadado
como el mío desentonaría por completo en el teatro de los horrores
actual. Por otro lado, las partes más útiles del mismo han visto la
luz por otros lados, así que existen pocos incentivos para
publicarlo.
A.A.: ¿Qué
haces de tu vida aparte de amar a la ufología? ¿Tienes hijos?
¿Tienes otros pasatiempos? ¿Qué autores -no ufológicos- te
atraen?
M.K.: Nunca me casé, ni tampoco he
tenido hijos. Mi vida, si puedes llamarla así, es la agricultura. En
la actualidad, crió animales de carne, siembro la tierra cultivable
y ayudo a un vecino a la hora de ordeñar. Mi principal
entretenimiento es leer. Durante un tiempo me especialicé en la
astronomía de la Grecia clásica, como demuestra aquel artículo mío
(NdT: En The Anomalist nº 1) sobre cómo nació la idea de
la esfericidad de la Tierra. También sentí cierto interés por la
historia de la religión y los librepensadores. Como he mencionado en
mi artículo "Clarion Scrawl", siempre tendré un lugar especial en mi
corazón para Weston la Barre. También
poseo la mayoría de los libros de Walter
Kaufmann, y no encuentro en ellos nada con lo que disentir.
También me gustan los trabajos como "The Creative Explosion" de
Guignebert Pfeiffer; lo más reciente,
quizá típico de mí, "Amazing Conversions" de Altemeyer/Hunsberger. Este libro parece ofrecer
un retrato muy convincente de las fuerzas psicológicas que llevan a
la gente a entrar o salir de una religión. Me encanta la historia de
la evolución y tengo muchos de los libros de Stephen Jay Gould, Peter
Bowler, Martin Rudwick y Adrian Desmond -quizá una selección
irreprochable. La historia de Peter Gay
sobre la Ilustración ha permanecido en mi mente desde hace años.
"Preposterous Violence" de James
Twitchell es un pequeño gran libro del que poca gente habla,
pero que presentaba el tema de la violencia en la ficción y la
mitología de una forma que me impresionó bastante. La biografía
de Dennis Perrin "Mr. Mike" ha sido una
de las más entretenidas que jamás he tenido el placer de leer. Tengo
una buena cantidad de trabajos sobre psicología. Ultimamente he
estado leyendo "Dreams & Nightmares" de Dennis Perrin, y lo he
encontrado de gran utilidad, aunque sea apenas un primer paso para
llegar a entender los sueños. Evidentemente, estoy enamorado de la
ciencia ficción, tanto en libros como en películas, cuanto más
antiguos mejor. Tengo la mayoría de las obras de Kurt Vonnegut, Stanislaw
Lem, H.G. Wells, James Tiptree (alias de Alice Sheldon) y Douglas Adams.
L.R.G.: Volviendo
a tus comienzos ufológicos, otra paradoja es que tu trabajo más
citado ¡jamás se publicó! Se titulaba "Gauche Encounters: Badfilms
and the UFO Mythos" ("Encuentros torpes: las malas películas y el
mito OVNI") y aflora claramente en muchos de tus trabajos
posteriores. Esta es una de las cosas que realmente siempre me han
sorprendido de tí, ¿cómo puedes conseguir copias de unas historias
de ciencias ficción y de unas películas tan malas, desconocidas y
sorprendentes? Realmente, debes tener una GRAN
biblioteca.
M.K.: "Gauche Encounters" había sido
escrita para un fanzine sobre una película de pésima calidad llamado
Zontar - The Magazine from Venus. Pero desapareció antes de
que mi artículo llegase a publicarse y ninguna otra revista parecía
apropiada para hacerlo. Considerando cómo son las bibliotecas
personales en general, no puedo negar que la mía puede resultar
impresionante. No obstante, sobre asuntos como la historia de las
películas de ciencia ficción, cualquiera que tenga acceso al
maravilloso libro de Bill Warren sobre la filmografía de los años
cincuenta, ha recorrido más de la mitad del camino para saber todo
lo que hay que saber al respecto. La revista Cinefantastique
constituye también una estupenda fuente de información. Conseguir
los vídeos nunca ha sido un problema, tengo un amigo que me pasa
todos los catálogos que encuentra en sus periplos de exploración por
las tiendas de vídeo. Existen muy pocos títulos que no haya podido
conseguir. La mayor frustración era decidir cuáles esperar a que se
vendiesen de saldo. Realmente, tengo casi todos los títulos que
quiero. Quedan algunos ("Radiomania", "Popdown", "Pink Chiquitas",
"The Stranger Within") que, simplemente, no están disponibles.
LR.G.: Por otro
lado, tú mismo reconoces que muy pocos de los testigos OVNI podrían
haber visto esas películas. Kevin
Randle ha sugerido una alternativa
interesante, mencionando las sesiones dobles matinales y los
trailers, las reposiciones de madrugada en TV de viejas
series y películas, etc. ¿Estás de acuerdo? ¿Cuál es tu
alternativa?
M.K.: Para entender el problema que
planteas sobre que pocos abducidos habrían visto ciencia ficción,
necesitamos retroceder un par de pasos. Cuando yo afirmé que Barney Hill había sido influenciado por "The
Bellero Shield" [N. de los A.: una similitud clave eran
los grandes y profundos ojos rasgados del alienígena que aparece en
la serie, detalle que aparece allí por primera vez], la
oposición contraatacó diciendo que yo jamás había preguntado si
Barney era aficionado a ese programa; además,
Karl Pflock me comentó que durante su visita al hogar de los
Hill no vio ninguna novela de ciencia ficción en sus estanterías.
Para mí, ésta es una respuesta muy curiosa. Yo sólo dije que Barney
había visto el episodio de "The Bellero Shield". Nunca dije haber
encontrado referencias a todos los restantes episodios de la serie.
¿Es lógico saltar de decir que había visto un episodio en particular
a decir que Barney tenía que ser un aficionado al mismo, y por
tanto, dado que está demostrado que no lo era, Barney nunca vio ese
episodio? Y apuntar hacia la ausencia de libros de ciencia
ficción en la casa, sólo funcionaría ante un jurado de idiotas.
El número de personas que tienen una colección de libros de ciencia
ficción es probablemente una fracción muy pequeña de un millón,
mientras que los indicadores de audiencia apuntan que decenas de
millones de telespectadores seguían la serie "Rumbo a lo
desconocido". Dicho de otra forma, el hecho de que yo no tenga
novelas de vaqueros o bélicas ¿debería significar que nunca he ido a
ver una película del Oeste o sobre la Segunda Guerra Mundial? Lo
cierto es que he visto docenas de ellas, aunque me sería difícil dar
los títulos de más de cinco o seis. Nunca me he considerado un
aficionado de ninguno de esos géneros, pero existen situaciones,
como las de que otro miembro de la familia tenga el mando del
televisor, estar de visita en casa de un amigo, programas dobles,
nada mejor que ver, etc., etc.
Cuando un defensor de OVNIs leyó "Gauche
Encounters", replicó que los aficionados a los platillos y los
aficionados a la ciencia ficción siempre han estado enfrentados a
muerte. Resulta evidente que los abducidos no son aficionados a la
ciencia ficción, así que, de entrada, todo el artículo resultaba
ridículo. Pero, una vez más, ¿dónde he dicho que los abducidos deban
ser aficionados a la ciencia ficción? Jamás se me ocurriría afirmar
tal idea, principalmente porque un verdadero aficionado a la
ciencia ficción sería capaz de imaginar conceptos mucho más
sofisticados de los que aparecen en las narrativas sobre
abducciones. Si tuviera que predecir el tipo de intelectual que
corresponde a un abducido a partir del material que conocemos, yo me
inclinaría por decir que son aficionados a todas esas tonterías de
la Nueva Era. Sólo unos pocos abducidos presentan algún material
dónde parece inevitable deducir que la persona en cuestión vio
determinada producción de ciencia ficción. Las películas en sí son
de las que tienes millones de espectadores, pero aún así poco
conocidas o recordadas como para que les hayan pasado desapercibidas
a los ufólogos. Probablemente no exista nadie que informe de un
sueño donde Darth Vader o Spock les hayan introducido una sonda anal
como si se tratase de una abducción, pero incluso si alguien llegase
a hacerlo, ¿qué ufólogo se lo tomaría en serio y escribiría un
informe? Tales comentarios son, en lo esencial, excusas para
seguir jugando a ciegas. Tienes que forzarlos a mirar exactamente lo
que se está describiendo y preguntarles: si no crees que Barney vio
esto o Schirmer asistió a aquella película, ¿cómo explicas los
parecidos que existen? Contestarán que es una mera coincidencia y
sólo te quedará sonreír.
[Para el lector
latino quizá sea una sorpresa descubrir que un trabajo de Martin
Kottmeyer fue traducido al castellano en una fecha tan temprana como
1990. Una de sus primeras colaboraciones en un libro editado
por Dennis Stillings, apareció publicada en España, bajo el título "La
ovnilogía como un sistema desarrollado de paranoia" en "Lo
imaginario en el contacto OVNI" (Heptada, Madrid,
1990).]
L.R.G: En este
trabajo, presentabas tu tesis principal sobre la Ufología: que la
fuerza motriz impulsora de la misma es la paranoia. Diez años más
tarde, ¿sigues opinando lo mismo?
M.K.: Dennis me facilitó una copia de la
edición Heptada en castellano. Gracias a Dios, el título era mucho
más corto que el original en inglés, que ha sido vituperado
universalmente como horriblemente académico: "Cyberbiological
Studies of the Imaginal Component in the Ufo Contact Experience"
(Estudios ciberbiológicos sobre el componente imaginal en las
experiencias de contacto OVNI"). ¿¿¿Qué ES eso??? Mis amigos
utilizan el mote de "Cyber" cuando se refieren al mismo.
¿Sigo pensando que la ufología es
impulsada por la paranoia? Supongo que será una pregunta con trampa.
Si me permites, sugeriré un par de formas mejores de parafrasear la
pregunta: "¿Ha sucedido lo que predije en aquel trabajo? ¿Existe
algo del mismo de lo que ahora me arrepienta?"
Lo que me impulsó a escribir ese ensayo
es que, leyendo la literatura sobre la paranoia, pude comprobar
cierto consenso de que ésta cambia con el paso del tiempo de forma
predecible: vergüenza, luego temor a la muerte y otras catástrofes,
de ahí a una falsificación de la historia, luego la proyección, la
conspiración, los delirios de grandeza y finalmente la identidad
cósmica. Las fantasías sobre máquinas manipuladoras que tanto
florecieron en los años setenta me recordaron la fase proyectiva de
una paranoia individual. Y por la época en que lo escribí ya se
vislumbraban las ideas conspirativas. Los años sesenta tenían un
estilo cognitivo que recordaba mucho a la hipocondría y por
aquel entonces las predicciones de catástrofes eran casi
ubícuas. Después tuve ocasión de rellenar estas observaciones en
varios trabajos extensos aparecidos en la revista Magonia,
pero cuando yo escribí aquel ensayo para el libro, me limité a
pergeñar mi argumentación lo suficiente como para mostrar por qué
esperaba que las ideas conspirativas florecerían, y cómo con el
tiempo emergerían los delirios de grandeza, para finalmente llegar a
una fisión filosófica del hombre con el cosmos/Dios. Por lo menos
para mi propia satisfacción personal, todo esto ha ocurrido
efectivamente.
Existen cosas de ese trabajo sobre las
que he cambiado de opinión. Yo dije que la Teoría Demoníaca
podría incrementar su popularidad, pero sólo más tarde me daría
cuenta de que ello no se deducía lógicamente de mi tesis. No he
podido encontrar indicios de que la gente hable más sobre demonios
cuando alcanzan las etapas finales de la paranoia y, lo que es
probablemente peor, se trata de un concepto religioso que resulta
bastante incongruente entre los ufólogos de este fin de
milenio. Existen algunas pistas de que la Teoría Demoníaca se ha
vuelto más popular, pero estoy seguro de que ello no tiene nada que
ver con la progresión que mencionaba en mi trabajo.
En un aspecto diferente, yo citaba el
estudio de Klein & Horowitz sobre que los paranoicos siempre
tienen una historia familiar de abusos. Tuve ocasión de volverlo
a leer años después, cuando empezaron a circular las críticas sobre
las epidemias de abusos satánicos, y no me acaban de convencer
algunas de sus frases. Aunque no cuestiono la existencia de una
correlación importante, me siento ambivalente sobre la sugestión de
que existe una correlación perfecta. Las personas difieren en su
grado de sensibilidad y resistencia a los abusos, los autores
podrían haber tenido cierto sesgo hacia aquello que confirmase sus
ideas, y su artículo tiene más fuerza a la hora de afirmar que de
demostrar.
"YO PODRÍA DEFENDER
EL CASO QUE NADIE DENUNCIARÍA" L.R.G.: Aunque ya sabemos que tu no crees que
los OVNIs sean extraterrestres, en tu opinión, ¿qué casos OVNI
podrían ser los más prometedores de cara a esta
posibilidad?
M.K.: Permíteme ser muy preciso al
responder esta pregunta. El problema no está en que sea imposible
encontrar interpretaciones mundanas para determinados casos. En mi
caso, la inexplicabilidad no equivale a prueba de origen
extraterrestre. Debe haber alguna indicación positiva de que
tiene sentido una explicación extraterrestre. Tampoco tengo en
cuenta consideraciones como el número de testigos. Siendo
específico, el clásico caso del padre Gill resulta muy
impresionante, pero no tiene el menor sentido si lo consideramos
como una visita extraterrestre. Por tanto, considero que tu pregunta
es una petición de algo que presenta un número y tamaño mínimo de
elementos absurdos, insultando lo menos posible nuestra
inteligencia.
6 de marzo de 1961. Sur de Miami,
Florida. A las 23:15 p.m. un residente pudo observar una gran nave
en forma de dirigible cerniéndose sobre un campo de tomates cercano.
En el fuselaje se abre una puerta enorme, por la que podría caber
una casa. Tres automóviles resplandecientes y como nuevos marca Ford
Galaxy aparecen en el umbral y son bajados hasta el suelo mediante
una especie de elevador hidráulico. Cuando ya están todo en tierra,
les sigue una cápsula, de la que salen un grupo de personas vestidas
como gente de la calle. En cada coche suben cuatro individuos. Y
entonces los coches aceleran y se alejan hasta desaparecer por una
calle cercana. El gigantesco aparato despega rápidamente,
desapareciendo en la distancia.
Que el modelo sea Galaxy es un
toque sugerente y nos habla bien de unos alienígenas con cierto
sentido del humor. El caso no puede ser más simple y difícil de
invalidar lógicamente. Los alienígenas utilizan automóviles para
moverse entre nosotros. Y se parecen a nosotros por la misma razón.
Esto es coherente con un mero deseo de pasear y aprender sobre
nosotros pero sin llamar la atención, evitando el contacto.
Demuestra unos objetivos definidos y una planificación evidente. Que
la nave tenga forma de dirigible resulta coherente con la necesidad
de pasar desapercibidos. Esa forma no resultaría descaradamente
alienígena. Yo podría creer que unos alienígenas reales se
comportasen de esta manera si por alguna razón deben cumplir cierta
estrategia furtiva. Aunque resulta un caso fácil de rechazar
debido a la existencia de un único testigo anónimo y a la repetida
crítica de negarse al contacto, si me pusieran en el equipo
contrario durante un debate, podría defenderlo. Bueno, seamos
honestos, seguro que pensabas que iba a zafarme de alguna forma.
¿Cuántos puntos he ganado?
A.A.: Al hablar
de éste, tu sorprendente "caso ideal", describes una historia que
presenta "un mínimo de elementos absurdos". ¿No te parece sospechosa
una estrategia tan humana? ¿Por qué no defender la idea contraria,
es decir, cuanto más estrafalario, más probable?
M.K.: Si los alienígenas tienen la
lógica suficiente como para desarrollar los viajes espaciales, y
tienen razones para mantener en secreto su presencia, entonces su
estrategia ideal pasa por fundirse con su entorno tan perfectamente
como sea posible. Tal imitación debería seguir las pautas
humanas. Cuanto más descarado es un comportamiento, mayor atención
atrae. Fíjense en toda la atención que acapara lo extraño en los
libros de abducción. En mi opinión, la obscuridad del caso es un
buen punto a su favor. Hubiera sido aún mejor si nunca hubiese
visto la letra impresa. Y lo ideal es que ni siquiera hubiese
llegado a denunciarse. Quizá parezca paradójico, pero es
indudable que resulta lógico, n’est-ce pas?
L.R.G.: ¿Alguna
vez has visto un OVNI? ¿Se convirtió en un OVI?
M.K.: Sí y sí. Tengo varios
ejemplos:
1. Un par de luces brillantes vistas por
el retrovisor siguiendo mi automóvil. Sabía que eran estrellas, pero
me cogieron desprevenido porque me extrañaba que dos de ellas de
tanto brillo encajasen en el campo del espejo, y además rozaban el
perfil de una arboleda cercana, dando una gran ilusión de
movimiento. Detuve mi coche, me apeé, y observando toda la escena
puede reconocer la constelación de la que formaban parte: Geminis.
Eran Castor y Pollux.
2. La sorprendente aparición del
platillo de Adamski visto de perfil y cayendo a toda velocidad desde
el cielo, cambiando de perspectiva y desapareciendo. Por suerte, el
objeto volvió a aparecer en vuelo ascendente. Era un ave grande,
quizá un águila ratonera, que había realizado un picado por vaya
usted a saber que motivo.
3. Un susto que me puso el corazón en la
garganta (nunca había comprendido lo que significaba esta expresión
hasta que tuve esa experiencia) al descubrir, cerca de mi casa, un
gran anillo con una docena de luces brillante de color anaranjado
girando y oscilando como un giroscopio, para desaparecer de repente.
La ilusión de que se trataba de algún tipo de nave giratoria era muy
convincente aunque no existía ninguna estructura real conectando
esas luces. Duró probablemente menos de cinco segundos. Estuve medio
minuto sin saber como reaccionar. Entonces descubrí una bocanada de
luces anaranjadas saliendo por mi chimenea y siguiendo una
trayectoria impulsadas por el viento que formaba un gran remolino en
el aire. Las luces resultaron ser las ascuas de papel ardientes
procedentes de algunas bolsas de la compra que había echado a la
estufa varios minutos antes. Habían tardado un rato en arder porque
el fuego estaba bajo y había echado algunos trozos nuevos de carbón
sobre el mismo antes de meter las bolsas.
4. Justo en los límites de resolución,
pude ver un punto elíptico de color negro siguiendo un corto arco
hacia el cielo sobre los campos de un vecino, desapareciendo sin
más. Aún hoy me sigue pareciendo peculiar su forma de
desaceleración. Estoy razonablemente seguro de que se trató de un
halcón, pero nunca he visto nada igual. La brevedad y poca
definición de la imagen tampoco es para preocuparse mucho más.
5. Un sueño donde era llevado al
interior de una nave espacial y mantenía una agradable conversación
a carcajada limpia con ciertos humanos procedentes de otro planeta.
De pronto, me di cuenta de que debía pedirles algún tipo de prueba.
Así que les pregunté sobre su sistema de propulsión. Me contaron
que aprovechaba "las propiedades diferenciales del
espacio-pedal". Esta absurda y opaca contestación se derivaba
parcialmente de un diagrama de Kerr que había visto en un libro de
texto hacía poco, donde se reflejaban las líneas convergentes en
torno a un agujero negro que le daban todo el aspecto de un par de
piernas, junto con algunas especulaciones conscientes sobre como los
agujeros negros podrían ser una forma de energía para los viajes
espaciales. Tampoco negaré que existe un interpretación freudiana
obvia. Para acceder a la nave me hicieron levitar, acompañado por
dos Hombres de Negro, pero no recuerdo cómo entré en la nave
(amnesia de entrada como la señalada por Eddie Bullard) ni tampoco ningún otro
detalle de la charla más allá del hecho de que el ambiente era casi
festivo. Puesto que luego me desperté en mi cama, considero que fue
efectivamente un sueño. Además, el material del mismo estaba
relacionado con mis preocupaciones diarias de aquel momento.
Podría seguir comentando nubes con
formas curiosas, luces de aviones, cometas y otros artilugios
voladores, pero al final sería todo una banalidad. Por lo que a mi
respecta, éstas cosas no ofrecen enseñanzas que los escépticos no
sepamos ya. Y los creyentes considerarán tales anécdotas como
irrelevantes, como un trato condescendiente, o como una oportunidad
(así hizo James McDonald con Donald Menzel) para desmitificar al
desmitificador. Yo mismo reconozco que son irrelevantes. Mi
oposición a la HET está basada en otras consideraciones y premisas,
más allá de cualquier experiencia personal. Sólo las traigo a
colación porque me lo preguntaste.
LOS ESCÉPTICOS Y EL FÁNDOM
PLATILLISTA A.A. ¿Qué te diferencia de
los escépticos militantes como Kurtz, Randi o Klass?
M.K.: No estoy seguro de que la
caracterización de Paul Kurtz, James Randi y Phil Klass como "militantes" encaje con lo
que esa palabra significa para mi. Si comparamos sus actividades con
las guerras que desarrollan los fundamentalistas, los activistas
pro-abortistas, los fanáticos de los derechos de los animales, los
ecologistas estilo Greenpeace, parecen realmente un
ejército indolente. Nada de piquetes, altercados violentos,
empujones, boicoteos, interferencias en el quehacer diario, desafíos
a los derechos de propiedad, amenazas, pitadas, etc. Básicamente se
dedican a escribir libros y artículos, y sentarse a ver pasar el
espectáculo. A este respecto, yo no soy diferente. Yo no predico la
condenación eterna y cuando los creyentes deciden ignorarme, nunca
me pongo a gritar exigiendo que me escuchen. Sólo sigo haciendo lo
que hago.
Bueno, es verdad que también existen
diferencias. En mi trabajo, yo me esfuerzo por lograr una
síntesis positiva y siento más interés por la psicología, por
construir historias sobre las creencias y los conceptos. Klass
se muestra más interesado por explicar los casos individuales en
términos mundanos, denunciando las falsedades y "ensuciándose" sobre
el terreno, como su pasado periodístico en cierta medida impone. Sus
soluciones para algunos casos son diferentes de las mías (padre
Gill, Arnold, Exeter). Él confía más que yo en que las oleadas de
OVNIs sean epidemias impulsadas por los medios de comunicación
social. Y parece considerar la propensión a la fantasía como una
forma útil de explicar muchas abducciones, idea que yo no comparto.
Tras cierta correspondencia mutua, estoy convencido que ninguno de
los dos cambiará las opiniones del otro en estos temas. Y realmente
no sé que puede significar eso. Yo siempre he sentido más simpatía
hacia los escritos de los tipos de Magonia que hacia el
Skeptical Inquirer. Quizá sea sólo mi impresión, pero pienso
que Magonia es mucho más progresista y explorador, mientras
que el Skeptical Inquirer adopta una postura más estática
(como de información al consumidor) hacia el tema OVNI. No es que
eso sea malo, pero creo que ello te permitirá entender porque yo
prefiero verme asociado con Magonia.
L.R.G.: Desde un
punto de vista europeo, tu pareces ser casi el único ufólogo
escéptico en los Estados Unidos (sólo se me ocurre Dennis Stacy para
acompañarte). Cierto que existen otros escépticos como
Phil Klass, Robert Sheaffer, Karl Korff... Pero ellos
normalmente no escriben en los boletines ufológicos. Por otro lado,
tú tampoco asistes a congresos ufológicos. ¿Cómo son tus relaciones
con los demás ufólogos norteamericanos? ¿Cómo te mantienes al
día?
M.K.: Existen todo tipo de juegos de
palabras sobre quién puede "realmente" ser llamado ufólogo o qué
es ser un "verdadero" escéptico. Algunos te dirán que yo no soy
ninguna de las dos cosas. Yo prefiero hacer entender que, sin
importar el nombre que me pongan, lo cierto es que yo no creo que
seres extraterrestres reales estén involucrados en el fenómeno OVNI
y que mis intereses se centran en los aspectos psicosociales o
culturales de la creencia en los OVNI y en las propias experiencias
OVNI. Mis recuerdos (no podría asegurarlo) es que Stacy supo de
algunos de mis escritos a través de su correspondencia con Dennis Stillings que, a su vez, se escribía
conmigo, y decidió invitarme a colaborar en el MUFON UFO
Journal. Jim Oberg, uno de los
escépticos mejor considerados, también ha publicado alguna cosa en
el MUFON Journal, así que realmente no soy tan único.
Al decir que yo no voy a los congresos
ufológicos, deberías añadir que tampoco asisto a las de los
escépticos. Por contraste con mi voluble persona como escritor, cara
a cara soy bastante tranquilo y nada gregario. Pienso que todo lo
importante que pueda decirse en uno de estos congresos acaba
encontrando su camino hasta el papel impreso, y que al no asistir me
ahorro los chismorreos y la diarrea (ninguna gran pérdida). De vez
en cuando, me gusta comentar que los ateos tampoco asisten a los
mítines religiosos porque siempre existe el peligro de que se te
escape una carcajada cuando el tacto recomienda una postura
solemne. Mis relaciones con la ufología americana son bastante
escasas, por propia voluntad. Mantengo relaciones cordiales con
algún creyente ocasional (al menos, no han tenido lugar duelos a
muerte) pero soy lo suficientemente desconocido como para que la
gente pueda ignorarme o tolerarme con facilidad.
¿Cómo me mantengo al día?
(Susurro: "Tengo
espías por todas partes"). En realidad, mis
escritos tratan principalmente sobre el pasado ufológico así que no
necesito estar en el día a día de las obsesiones vigentes en nuestro
mundillo. Generalmente dejo pasar un par de años antes de comprar
los libros OVNI más populares, y así los consigo con rebaja. Algunos
amigos me mandan fotocopias de aquellas cosas que les parece que
podrían interesarme. Leo Magonia y Saucer Smear,
compró las revistas OVNI de los kioskos si parecen interesantes,
consulto un par de sitios en la Red como los archivos de las listas
de UFO Updates, IUFO y la UFO Skeptic
coordinada por James Easton. No me
sorprendería, ni tampoco me preocupa, que haya lagunas y carencias.
Existe más información circulando sobre el tema de la que jamás
alguien pueda llegar a necesitar.
L.R.G.: Has
escrito algunos ensayos para la Encyclopedia of Extraterrestrial
Encounters que coordinó Ronald
Story. ¿Cuáles fueron tus
contribuciones?
Sólo dos o tres de las voces escritas
por mí se refieren a material novedoso o inédito (por ejemplo, la
entrada sobre los "reptoides" y algunas observaciones sobre la
historia de la iconografía alienígena). Otras voces responden a
artículos revisados y actualizados que aparecieron por vez primera
en Magonia. Se reimprime un análisis contemplativo del
Problema del No Contacto que apareció en el boletín de Kevin McClure Alien Scripture y que
posiblemente resulte novedoso para los lectores americanos. Responde
a todas las objeciones de los ufólogos de una forma muy minuciosa,
en mi opinión. La entrada sobre los aspectos apocalípticos de la
creencia OVNI combina y actualiza material aparecido originalmente
en UFO Brigantia y The Wild Places (otro de los
boletines de McClure). El libro de Story pondrá una buena parte de
mis escritos a disposición de una audiencia mucho más amplia y
diferente. Es un libro pesado y caro (una desventaja reconocida)
pero análogo a otras enciclopedias sobre OVNIs ya disponibles.
Incluye también contribuciones de muchos otros autores. Algunas son
informativas, otras son, digamos, divertidas. Honestamente, no tengo
ni idea cuánta gente estará dispuesta a pagar por ella.
L.R.G.: Una de
las facetas más interesantes de tus trabajos es la de "rescatar"
aquellos antiguos casos OVNI que no encajan en las expectativas de
la HET (platillos propulsados a hélice, ufonautas con escafandra,
etc) además de recordar a los ufólogos las características
cambiantes del fenómeno OVNI. ¿Cuáles son tus objetivos en ufología?
¿Estás llegando a tus límites o agotando tus temas de interés, o
tienes mucho más que escribir sobre el tema?
M.K.: Mis objetivos, la dirección de mis
investigaciones, ya las he mencionado. Existen muchas más cosas que
escribir sobre la forma en que los casos de aquella primera época
reflejaban las expectativas de que los platillos eran armas
secretas. Deseo especialmente elaborar un artículo sobre varios
casos donde se informaba de pilotos humanos vistiendo uniformes de
la Marina, ropas de camuflaje o gorras de béisbol. He comentado el
tema de los platillos con propulsores a reacción en "Should Saucer
Spin?", pero posiblemente merece un tratamiento más completo. He
elaborado una extensa cronología y dispongo de un abundante archivo
de notas sobre los Grises que podría emplear para continuar
avanzando en mi historia de los Grises, si encuentro ganas.
También he elaborado cronologías sobre insectoides y
reptoides. Existe una gran variedad de esquemas de propulsión
para los platillos, y uno de mis ficheros contiene una larga
historia sobre la propulsión magnética. También está pendiente una
historia sobre esos rayos capaces de detener motores, donde
se documentaría que este tipo de artilugios eran trucos habituales
no sólo en las novelas baratas de los años treinta, sino también en
los seriales filmados. La historia de los alienígenas que
utilizan a los humanos como animales de cría en las novelas
populares es una que, sorprendentemente, nadie ha comentado. Tengo
una carpeta con 54 personas que aseguraron haber estado en contacto
con seres procedentes de Venus, llegando incluso a describir, de
primera mano, bosques y lagos maravillosos. Otra carpeta disecciona
el caso Schirmer. Mi larga búsqueda por el origen de la frase
"pequeños hombrecillos verdes" sigue sin solución, y a mi
artículo sobre el tema le falta esa pieza final. Existe un cierto
número de trabajos ya terminados, pero sobre los que nunca he
logrado acumular el suficiente entusiasmo como para enviarlos a
alguna revista. Existen docenas de carpetas compitiendo por el
derecho a ser escritas. Salvo que ocurra un desastre, una muerte
inoportuna o el aburrimiento, puedes esperar un flujo continuo de
trabajos durante bastantes años. Considerando que, según un
crítico hostil, la ufología psicosocial es un cadáver andante, nos
da mucho trabajo.
L.R.G.: Pasado
todo el alboroto por el cincuentenario (en 1997), el interés del
público por los OVNIs se vino abajo. Por contra, en la actualidad,
la HET es aceptada casi universalmente y los alienígenas aparecen de
forma prominente en casi cada aspecto de la cultura moderna (arte,
publicidad, literatura... Antonio Gala acaba de escribir una novela
con un alienígena como protagonista-). ¿Qué futuro le ves al
fenómeno OVNI?
M.K.: La masacre de Puerta del Cielo y
las explicaciones gubernamentales sobre el caso Roswell apagaron el entusiasmo
general sobre el tema. Ya han existido épocas bajas con
anterioridad. Los creyentes más duros permanecen y mantendrán el
asunto en movimiento. La gente de la presente generación quizá se lo
piense dos veces antes de volver a involucrarse emocionalmente, pero
esta lección nunca se traslada a la generación siguiente. Me temo
que volverá a explotar de nuevo (sin seguir ningún ciclo riguroso)
quizá en 5 años, quizá en 15. El fenómeno OVNI posee el hábito de
la creatividad y siempre acaba trayendo nuevas sorpresas. Pero
existen límites. Las esperanzas de los ufólogos en que los
alienígenas les darán pruebas irrefutables de su existencia
permanecen, pero volverán a fracasar con la fuerza de una ley de la
naturaleza. Nunca nos invadirán, conquistarán, aterrizarán en
masa en todas las capitales del mundo, darán una conferencia de
prensa, facilitarán a nuestros científicos avances maravillosos, o
establecerán ningún servicio de taxis galáctico. Quizá esto no
lo puedas meter en tu cuenta corriente, ni se acepten apuestas, pero
es algo indiscutible. Esta extrañeza jamás desaparecerá.
SUEÑOS, ABDUCCIONES E INFLUENCIA
CULTURAL
En un artículo
donde intentó refutar Libre de toda predisposición, el ufólogo Greg
Sandow cuestionó a Kottmeyer por
tratar de ‘buscar la quinta pata al gato’ cuando éste descubría que
el gérmen cultural de las abducciones estaba disponible antes del
caso Betty y Barney Hill. Sandow, en su vehemente crítica,
sin embargo no ofrecía el menor respaldo a los argumentos
extraterrestristas de David Jacobs o Budd
Hopkins. a modo de
contraprestación. Sandow le reprochaba a Kottmeyer que no formulara
una ‘hiótesis predictiva’, cuando lo que hizo en aquel artículo fue
desbaratar una afirmación falsa de Jacobs, apoyada luego por Eddie
Bullard, según la cual los Hill estaban "libres de toda
predisposición".
A.A.: ¿Qué crees deberían hacer los partidarios de la HPS
para sistematizarla, en vez de utilizar argumentos "psico-sociales"
para contradecir las creencias de sus enemigos, los
extraterrestristas?
M.K.: No estoy seguro de entender la
pregunta. ¿Se sistematizan las posiciones en cualquier cuestión
social controvertida? Desde luego, siempre es agradable disponer de
datos sistematizados sobre cualquier fenómeno, y el tener cosas como
el INTCAT, UFOCAT, y demás relaciones cronológicas de informes, a
disposición de cualquiera en la Red, les encanta a los aficionados a
los OVNIs. Pero esto es algo que sería bien acogido por ambas
partes, así que supongo que la pregunta iba por otro lado.
Existen cosas que -con el mero paso del tiempo- refuerzan la
posición psicosocial: el fracaso de las predicciones
apocalípticas, la acumulación de inconsistencias irreconciliables y
contradicciones entre los informes, la continuada resolución de las
pretensiones basadas sobre evidencias materiales como interpretables
en términos mundanos, estudios sobre regularidades psicológicas que
sean repetidos con muestras mayores, la identificación del origen de
muchos otros de esas imágenes recurrentes y la demostración de cómo
se transmiten informaciones erróneas dentro de la matriz cultural de
las creencias, la acumulación de más datos sobre como los distintos
relatos de abducción incorporan material procedente de la propia
vida pasada de cada testigo... Sin embargo, todo esto no requiere un
esfuerzo sistemático, ¿verdad? Quiero decir, ocurrirá se haga o no
un esfuerzo de organización, simplemente conforme los interesados
sigan pensando, estudiando e investigando las historias.
A. A.: Digo
"sistematizar" en el sentido de escoger una muestra representativa
de casos históricos (explicados y no explicados) acotados en un
período y en una geografía determinadas, y poner a prueba las
presunciones fundamentales de la Hipótesis Psicosocial [yo diría
psico-socio-antropológica]. Por ejemplo: evaluar en cada caso todos
los factores sociales interrelacionados (desde la historia
psicológica y educacional del protagonista hasta las influencias
culturales admitidas por él mismo y las posibles; interacción social
de donde surge el primer relato, naturaleza del contacto con
periodistas, ufólogos, científicos; etc.) para respaldar -con la
fuerza de una investigación propia y exhaustiva (y no con opiniones
generales basadas del análisis de fragmentos azarosos de historias
publicadas por la prensa especializada o de la literatura)- esta
hipótesis. Que no se limite a
negar la H.E.T. (o cualquier otra idea exótica) sino que trate de
explicar el fenómeno ofreciendo argumentos positivos, no
reduccionistas. Ya sé que esto no lo hacen los partidarios de la
HET. Pero tampoco, me parece, los escépticos y psicociales. Los
mejores intentos en esta dirección, sospecho, fueron los estudios de
la Universidad de Colorado y el de Allan Hendry. Pero se
quedaron a mitad de camino. La HET es absurda, ¡bravo! Tus artículos
-para mí- alcanzan para refutarla e incluso comprender los
mecanismos psicológicos y culturales subyacentes. Pero se aprendería
mucho más, supongo, si este esfuerzo sistemático apuntase a definir
"qué sucede", y no "que no sucede".
M.K.: Sigo dudando si entiendo con
precisión lo que quieres decir al hablar de "la comprobación
sistemática de las presunciones", la evaluación de todos los
factores sociales interrelacionados y los casos históricos
representativos. Pero incluso sin bajar al detalle, me temo que
estás proponiendo algo que sería bastante caro, que necesitaría la
participación de investigadores entrenados profesionalmente, y cuyo
resultado sería un informe que sólo un pequeño grupo de personas
aceptaría. Si la HET contase con un apoyo académico
significativo, cierta estrategia para reforzar la HPS con
investigaciones sociológicas podría ser un proyecto más viable.
No obstante, la ufología pro-HET es principalmente cultura popular y
la sofisticación teórica no es algo que atraiga al consumidor
habitual de libros sobre OVNIs ni que genere ardientes debates en
Internet. Teniendo en cuenta que el destino del mundo no depende de
si conseguimos, o no, potenciar la HPS, mi recomendación es
ahorrarse el dinero y el esfuerzo y divertirse con el desfile.
A. A: Después de
tu asombroso descubrimiento de los ojos parlanchines vistos por
Barney Hill tras la emisión de "The Bellero Shield", la segunda cosa
que me impresionó en uno de tus artículos (aquel donde comparas a
las abducciones con una ficción terrorífica) es cuando, aún habiendo
hecho tantos aportes para la comprensión cultural de las
abducciones, dices algo así como "todavía siguen siendo un fenómeno
bastante extraño". ¿Qué queda por comprender?
M.K.: Posiblemente nada. Evidentemente,
considero que todas las preguntas principales han quedado
contestadas a satisfacción de cualquier persona
pragmática ideal. No, no existen ningunos alienígenas de carne y
hueso detrás de estas experiencias. No, no encontraremos en ellas
nada realmente importante que haga avanzar nuestros conocimientos o
nuestro bienestar a largo plazo. No, el mundo no está condenado. Sí,
existe un mito viviente en torno a relatos sobre seres de ficción.
Sí, existen elementos psicológicos reconocibles que impulsan
dicho mito: sueños, pesadillas, parálisis nocturnas, paranoia
creativa, entre muchos otros. Para los más pragmáticos el resto
son detalles, meros detalles. Evidentemente, no siempre podemos
saber qué casos son fraudes, cuáles pesadillas, y cuáles otras
cosas. Existen diversos motivos o imágenes sobre las que me gustaría
saber más. Pero estas deficiencias no afectan a la escena
global.
A.A. Cuándo
calificas de "extrañas" a las abducciones, ¿te refieres a algo
enigmático, o las consideras raras debido a su carácter esporádico?
¿No crees que la fuerte convicción de "experiencia real" que
trasuntan ciertos abducidos reclama ser explicada?
M.K.; Necesitaría recordar el contexto
de la frase para reconstruir lo que pretendía decir, pero en todo
caso fue poco más que un comentario casual sin nada que añadir. Tal
convicción no siempre ha sido fuerte y uno de sus defensores
reconoce que muchos abducidos están inmersos en un mar de dudas
sobre si sus experiencias están referidas o no a extraterrestres
"reales". Para quienes las sufren, las alucinaciones bajo los
efectos del LSD parecen a menudo más reales que la propia
realidad, incluso cuando son perfectamente conscientes que sin
la droga no estarían sufriendo tales experiencias. ¿Cómo explicarlo?
Una posibilidad sería la neuroquímica. Por otro lado, la paranoia
también requiere de fuertes convicciones. Las conclusiones
personales son mantenidas con firmeza frente a argumentos
convincentes mediante diversas estrategias de
sobre-interpretación, excusas, y auto-engaño. ¿Cómo
explicarlo? Basta con recordar que muchas creencias mantenidas con
firmeza (conspiraciones, teorías raciales, dogmas religiosos,
brujería) han resultado ser erróneas.
A.A.
Susan Blackmore explicó esta sensación de experiencia real comparando
a los casos de Experiencias Cercanas a la Muerte (ECM)
con los sueños lúcidos. ¿Se aplica esta idea al
caso de los abdcidos que mencionan esta sensación? ¿O aquellas
abducciones más "realistas" -por ejemplo, sin hipnosis de por medio-
son las que hay que tirar al cesto de los fraudes?
M.K.: No recuerdo haber leído sus
comentarios sobre esa cuestión, pero entiendo que los sueños lúcidos
son aquellos donde la persona sabe que está experimentando un sueño
y continua siguiendo su desarrollo sin despertarse. Pero resulta
obvio que los abducidos no saben que se trate de ningún sueño.
Ciertamente, sin embargo, en cierto número de casos de abducción
parece intervenir pesadillas muy vívidas, casi reales, aunque sin
llegar a tal lucidez. El caso Hill contenía elementos "realistas"
(dos personas, supuestas evidencias materiales) antes de que tuviese
lugar cualquier regresión y, ciertamente, no se trata de un fraude
ni de un montaje. Así pues, no, no siempre. Pueden entrar en juego
cuestiones de interpretación.
A.A.: ¿No es una
asignatura pendiente estudiar la intervención de ufólogos y
escépticos en la construcción social de la historia de los OVNI? (Me
refiero desde la encuesta a los testigos hasta los informes que
elaboran, desde su participación en programas de TV a la difusión de
sus ideas en libros y prensa).
M.K.: El libro Dark White de
Jim Schnabel es un buen paso en esa
dirección. Quizá existan otros, pero no han llegado a mis oídos.
A.A.: En "Libre
de toda predisposición" pruebas que el escenario, el guión y el
comportamiento alienígena clásico en los casos de abducción estaba
previamente codificado en comics, films y novelas de ficción
científica. Ese artículo desbarató el argumento de que los Hill
estaban libres de influencia. Creo recordar que deslizabas con
prudencia que la posibilidad de esa influencia no significaba
prueba de influencia. Pero subrayabas, a partir de las
secuencia definida por Eddie Bullard, que la estructura narrativa de un relato
imaginario se parece sospechosamente a la de otro referido a una
experiencia "real". Es decir: un cuento de abducción casi siempre se
cuenta más o menos de la misma manera. Luego me pareció notar que
dejaste de lado esa sutileza y -sobre todo en tu debate con Sandow- defiendes la
influencia. [Corolario extraterrestrista posible: el caso más
creíble debería ser el más original, el que menos se parezca o
respete el guión típico.] ¿La misión de la ufología historicista
sería buscar la manera de separar "relato creativo" (prueba de
discontinuidad cultural) de "mala copia por contagio" (guión
estándar o influencia cultural directa)?
M.K.: Yo negaba la influencia como una
forma de explicar la observación de Bullard sobre el orden coherente
de los elementos en una abducción, aunque pueda encontrarse con
facilidad un orden similar en antiguos relatos de ciencia ficción
referidos a secuestros de seres humanos. Por ejemplo, en el número
de Mayo 2001 de The REALL News comento un relato de secuestro
poco conocido de William Tenn escrito en 1948, "Consulate"
("Consulado"), que encaja con el orden propuesto por Bullard mejor
que la mayoría de los casos "reales" de abducción. La coherencia
aparece a un nivel de abstracción que la mayoría de la gente es
incapaz de reconocer e imitar. Sandow apuntaba hacia algo
diferente con sus comentarios sobre la presencia de elementos
declarativos (e.g. "He sido abducido una y otra vez") que para él
formaban parte del guión común de las abducciones. Sin embargo, tal
detalle no era nada común en los primeros años del fenómeno. La
respuesta debe estar por otro lado. No he renunciado a nada y si tú
hubieses preguntado sobre los comentarios de Bullard yo los volvería
a analizar como ya lo hice. Me considero alguien que se mueve por
mera afición, no el defensor de ninguna causa; no pretendo apoyar
ninguna misión. Una historia que no reconozca la presencia tanto
de lo nuevo como de lo antiguo resultaría renga.
A.A.: ¿No se te
ocurrió estudiar las modas ufológicas según el modelo de "contagio
memético" o de difusión cultural propuesto por Richard Dawkins (The
Selfish Gene, 1976), Brodie (Virus of the Mind, 1996),
Lynch (Thought Contagion. How Belief Spreads Through Society,
1996) o Blackmore (The Meme Machine, 2000)?
M.K. He leído a Dawkins y Lynch, pero
también he leído las críticas a la idea formuladas por Daniel Dennett en Darwin’s Dangerous
Idea. Aunque sea divertido jugar con la metáfora evolucionista,
las ideas son crucialmente diferentes de los genes y si la metáfora
se estira demasiado todo desemboca en confusión. Sospecho que su
imprecisión acabará convirtiéndola en un campo arcano, más una
forma de poesía que de ciencia. En cierta ocasión, un ufólogo
con tendencia a la crítica me expresó en una carta su interés en
tratar los OVNIs como memes; por tanto, no eres el único en haber
pensado en ella. Pero, si la llegó a desarrollar por escrito, nunca
la he llegado a leer.
A.A.: ¿Qué
sentiste cuando las aventuras cósmicas que nos divertían cuando
eramos jóvenes comenzaron a alimentar series como X Files o fueron a
parar a filmes como "ID-4" o "MIB"? ¿Te sorprendió? ¿Imaginabas que
esto "algún día iba ocurrir"? ¿O dijiste "cómo no se me ocurrió a
mí" [en vez de al oportunista de Chris Carter o Spielberg?
M.K.: Todo el vino procede de uvas
aplastadas, pero alguno es vinagre y otro tiene un sabor exquisito.
Algunos cultivadores conocen la técnica de cultivo de las vides y el
refino del producto final mejor que otros. Los productores y
directores de cine han ido mejorando toda la imaginería, la
iluminación, e incluso el ritmo con el paso de los años y me
encanta comprobar lo que pueden hacer con el mismo jugo de
siempre. No me engaño a mi mismo creyendo que sería capaz de
crear o mejorar esas historias. Mi Musa no es la apropiada para
producir tales visiones.
L.R. G.: ¿Has
leído el libro de Kevin
Randle et al sobre abducciones? ¿Qué opinas de sus explicaciones
para el fenómeno de las abducciones? (le muestro un artículo suyo y
una entrevista que le hice hace poco).
M.K.: Tengo el libro, pero no he pasado
de echarle un vistazo. Lo sé. Lo sé. Debería leerlo. La
entrevista que le hiciste es interesante. Me gustaría poder
preguntarle en qué se basa exactamente para sospechar que el caso de
Betty Andreasson es un fraude, así como
más detalles sobre los abducidos que se han arrepentido (nombres,
referencias).
L.R.G.: Una de
las tendencias más recientes dentro del fenómeno de las abducciones
son los MILABs (secuestro de abducidos por parte de militares
humanos). ¿Qué opinas de estas historias?
M.K.: En la página electrónica de sus
conferencias, la abducida MILAB Melinda
Leslie señala que los investigadores principales se muestran
reacios a defender su causa. Quizá resulte cínico, pero me pregunto
si ello se deberá a que les preocupa que las acusaciones sobre la
intervención de personal militar real en las abducciones alienígenas
acaben colisionando con la realidad y el orgullo militar,
desacreditando la cruzada principal de los abducidos en su ansia por
ser aceptados. La premisa de que, o bien los militares actúan en
colusión con los alienígenas, o bien secuestran a los abducidos como
parte de un estudio independiente, resulta ser un apriorismo
ridículo y ofensivo.
NAZIS, DÄNIKENISMO Y NAVES
AÉREAS L.R.G. Hay algunos temas sobre
los que no has escrito hasta ahora, especialmente sobre astronautas
en la Antigüedad y la hipótesis de las armas secretas nazis. ¿Cómo
piensas que encaja la locura de los astronautas en la Antigüedad en
el mundillo OVNI?
M.K.: Los ufólogos americanos han
evitado siempre la hipótesis nazi, por considerarla patentemente
errónea, y pienso que la presentación de Kafton-Minkel en Subterranean World es
mucho mejor que cualquier cosa que yo pudiera llegar a escribir.
Parte de la literatura sobre astronautas en la Antigüedad era un
intento por pervertir a Darwin y ofrecer al hombre una
genealogía que apuntase a las estrellas y a unos padres casi
divinos, en lugar de a unos simples simios. Otra parte intentaba
sugerir que nuestros ancestros fueron víctimas simplemente de
confusiones honestas. Por tanto, la Biblia sería básicamente
correcta, no esa colección de fraudes sacerdotales y tonterías
supersticiosas propuestos por los Grandes Críticos. Además, así
podrían incluirse en la historia los mitos de otras religiones como
evidencias igualmente válidas y positivas; un agradable intento
liberal por sugerir que todas las religiones son verdaderas si se
analizan de la forma correcta. Este tiro salió parcialmente por
la culata porque al tratar de demostrar que tras las figuras casi
divinas de los mitos existía una tecnología sofisticada, sus
proponentes podían ser acusados de estar insultando a la gente al
afirmar que los monumentos de la antigüedad nunca pudieron haber
sido realizados por los indígenas locales. Varios libros de gran
calidad, por no mencionar programas de divulgación científica,
destruyeron la credibilidad de las exitosas obras de von Däniken,
revelando la fragilidad de tales especulaciones frente a los
estudios arqueológicos realizados por profesionales. En la
actualidad, los ufólogos más inteligentes rara vez visitan el pasado
remoto en busca de evidencias de alienígenas
L.R.G.: Siguiendo
con el tema, tampoco has escrito nunca sobre la Oleada de la Nave
Aérea sobre los EE.UU. (y otras partes del mundo) allá por 1896-97.
¿Lo consideras un fenómeno substancialmente
diferente?
M.K.: Los objetos y seres descritos son
diferentes en su apariencia y el marco de las creencias de la época
estaba más sesgado a interpretaciones sobre inventores misteriosos
(en las Oleadas americanas) y preparativos para la guerra (en el
caso de las oleadas posteriores en Gran Bretaña). El libro de Nigel Watson The Scareship Mystery
(Domra, 2000) incluye una espléndida colección de ensayos sobre los
rumores que ayudaron a dar forma a esas primeras oleadas. Es
evidente que muchos de los avistamientos individuales fueron
confusiones con estrellas, pájaros, o globos iluminados; pero
fueron interpretados como naves aéreas siguiendo los rumores, en
ocasiones hasta el extremo de añadir los detalles oportunos.
Bastantes fueron fraudes y montajes, en un porcentaje muy superior
al visto en la posterior era platillista. Elevando el grado de
abstracción podríamos considerarlos fenómenos idénticos, pero a
nivel descriptivo ambos conjuntos de denuncias son substancialmente
diferentes.
Los ufólogos siempre pueden enarbolar un
pequeño número de informes sobre naves aéreas parecidos a casos
posteriores a 1947 en un intento por sugerir cierta presencia
alienígena anterior a ese año, pero dicha estrategia es engañosa
porque la forma dominante en ese conjunto de casos nunca es la del
disco o platillo. Además, los parecidos pueden ser descartados, en
parte, como productos accidentales de las exploraciones creativas de
formas, en la línea mucho más legítima que encontramos en los
platillos que aparecen en las ilustraciones de ciencia ficción. Otra
parte de la explicación sería como productos de presunciones y
modelos tecnológicos similares. En ambas épocas abundaban sospechas
sobre la aparición de armas secretas, y también estaban disponibles
muchos detalles sobre navíos reales o naves aéreas de ficción.
L.R.G: Los
ufólogos se muestran muy reacios a retroceder en el tiempo más allá
de 1947, ¿por qué?
Una llegada fechada en 1947 plantea
algunas paradojas muy especiales, pero tiene una virtud
indiscutible: Antes de 1947, los discos aéreos sólo representaban un
fracción problemáticamente escasa de todas las cosas inusuales
vistas en el cielo, mientras que después de 1947, los discos se
convirtieron en la forma dominante tanto en los informes OVNI como,
muy especialmente, en las denuncias sobre entidades alienígenas.
También parece indiscutible que el
gobierno no sabía nada sobre platillos o alienígenas con
anterioridad a 1947, y cualquier intento de sugerir un
encubrimiento anterior a 1947 presenta graves problemas, e.g. ¿es
que los platillos simplemente no se estrellaban antes de 1947? ¿Por
qué no existen piezas de platillos o calaveras de Grises en los
museos, recogidas por nuestros antepasados? ¿Dónde está el rastro
documental anterior a 1947 sobre los incompetentes desmentidos
gubernamentales? ¿Por qué no existe ningún análogo anterior a 1947
del Panel Robertson, un grupo de expertos evaluando el problema?
También cabría preguntarse por qué no ha
sobrevivido ninguno de los casos clásicos anteriores a 1947. Los que
en su momento fueron considerados como los mejores casos de la
Oleada de la Nave Aérea (la declaración jurada de Hamilton sobre el
secuestro de una vaquilla y el platillo estrellado en Autora) fueron
desmontados poco después, al igual que las supuestas evidencias
sobre astronautas en la Antigüedad. Algunas veces las personas
llegan a olvidar la popularidad alcanzada por el caso Hamilton y la
preocupación expresada por algunos cuando salió a la luz que todo
fue un montaje de un Club de Mentirosos.
Por último, las principales teorías
sobre los OVNIs se vuelven más dudosas cuanto más tiempo lleven en
circulación. La idea de un reconocimiento previo al Aterrizaje,
apoyada en parte en aquellos informes donde los ufonautas tomaban
muestras de rocas y vegetación, resulta evidente que no puede
alargarse durante siglos. De hecho, existen investigadores que
reconocen que los cincuenta años de historia de los OVNIs bastan
para convertir tal idea en insostenible. La noción de un programa de
Hibridación diseñado para salvar a un planeta moribundo también se
vuelve más y más dudosa conforme pasa el tiempo. Si lo que quieren
es conquistarnos, seguro que ya habrían podido diseñar un plan
viable a veinte años para conseguir sus objetivos. ¿Todo un siglo?
No me lo creo. ¿Milenios? Eso resultaría ridículo.
L.R.G. ¿Te
atreverías a hacer alguna predicción sobre el futuro del fenómeno
OVNI o de las abducciones?
M.K.: Más de lo mismo, sólo que
diferente. Nada de aterrizajes masivos; los Bichos Gigantes no
dominarán el planeta; ninguna de las catástrofes predichas tendrá
lugar; no habrá ninguna grandiosa resolución de la
controversia; el gobierno no anunciará que los alienígenas son
reales; nada útil se aprenderá de todo esto. Más Grises; más
reptoides; más mantis; más temas sexuales cada vez más extraños.
Los abducidos rellenarán los detalles del escenario diseñado por
Jacobs sobre la invasión. En algún momento, deberían aflorar
denuncias de híbridos infiltrados en las más altas esferas
preparando la invasión, para captar la atención como un paso
adelante en el desarrollo narrativo. Surgirán nuevas personas, con
sus propios intereses y aportando giros novedosos a la cuestión
L.R.G. y A.A:
Muchas gracias por tu tiempo, Martin.
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Kottmeyer] Polémica: Un antropólogo crítico responde a Greg
Sandow
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